Las entradas más populares

Buscar en este blog

lunes, 28 de abril de 2014

La tarde que nunca planearías en Londres



¿Todos conocéis Victoria Station verdad? Pues no os bajéis allí, continuad por la línea azul hasta la última parada: Brixton.

Probablemente al salir de la estación os parecerá haberos trasladado a un barrio jamaicano; las rastas y los olores a aceites intensos inundan Brixton Road. ¡No os asustéis! y seguid caminando.

Unos puestos muy primitivos ocupan las calles más cercanas a la estación. Por ahora: Jerk chicken, bolsos hechos a manos y una lista indefinida de papeles de liar. Sigue andado. Pescado, pescado verdaderamente fresco; verdura, no de la que parece plástico; carne, curada y sin curar; y quesos que abren el apetito.




¡Estáis en Brixton Village! Parece interminable cuando empiezas a andar por las callejuelas que rodean a la antigua estación. La gente ha parecido perder por completo los modales británicos y el tono de voz tanto de tenderos como de compradores asustaría a un italiano. Además y ¿cómo no? el reggae suena enérgico de norte a sur en Brixton. 

Te has cansado de andar ¿verdad? Es momento de encontrar una de las puertas que te llevan al interior de la antigua estación.


Ahora el ambiente caribeño se mezcla con lo vintage, snob y londinense. Restaurantes, tiendas y coffees que parecen estar estudiadamente dejados de la mano de Dios. Los precios han subido casi una libra de fuera a dentro del mercado. Pero el servicio de mesa, la variedad de recetas y vestidos (de los que sólo hacen uno), merecen la pena. Si tienes hambre… ¡cuidado con el chili! Tanto el restaurante colombiano, como italiano, francés, inglés, jamaicano o brasileño parecen tenerlo muy en cuenta en su lista de ingredientes. 

Está comenzando a oscurecer pero la temperatura invita a seguir respirando el aire fresco de South London. Sal del mercado y si no tienes mapa pregunta por Brockwell Park. Ve aunque te notes cansado.

Probablemente y dada su inmensidad- 50.8 ha- no puedas patearlo como de verdad merece. Es entonces cuando te desvelo mis dos rincones favoritos: Wall Garden, es tan solo unos metros de cuidado jardín, pero son capaces de trasladarte a un cuento (ese ya el que tú quieras). No te despistes, la puerta a ese oasis es muy pequeña y pasa desapercibida.

El segundo lugar requiere de tiempo y mucha relajación. Intenta tener una visión global del parque y visualiza la colina más alta. Siéntate. Es tiempo de ver el mejor atardecer de la gran ciudad. Y además, ante ti, el London Eye en compañía de los gigantescos edificios se adentra en la noche contigo como espectador. Si aún tienes ganas de más visita los edificios de principios del XIX o los lagos que pueblan Brockwell Park.

¡Beertime! A medio camino entre el parque y el mercado hay un club-pub-bar (eso depende de la hora). Se llama Hootaynanny y hay música en directo casi todas las noches; si justo caes en una de esas en las que la live music no acompaña, no te preocupes, jugar un pull, barbacoa en la terraza o pizzas en hornos tradicionales... también pueden ser un buen plan.
Texto: Paloma Dios.
@PalomaDios


¿Qué te ha parecido? Coméntalo en menos de 2 minutos.

No hay comentarios :

Publicar un comentario