El Museo Nacional de Escultura de Valladolid es uno de lugares más preciados de la ciudad que recoge más de 3000 esculturas, que van desde la Baja Edad Media hasta el siglo XX. Las colecciones son de carácter religioso y están esculpidas en madera policromada. Además, cuenta con unos edificios artísticos que forman parte del patrimonio histórico de la provincia.
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| Patio interior del Museo de Escultura de Valladolid. |
La etapa de mayor auge de la escultura española se sitúa entre los siglos XV y XVIII. Las figuras tienen una elaboradísima técnica, con expresiones marcadas y emocionales por los temas que representan. Están talladas en madera y policromadas. Durante el paseo por el museo se puede ver en algunas piezas donde ciertas partes están deterioradas la madera interna de las imágenes. El repertorio de obras es muy amplio, desde relieves, sepulcros, sillerías, retablos y figuras simples.
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| Detalle de la mano de una escultura. |
Entre los muchos artistas creadores de estas bellas esculturas destaca Alonso Berrugete, Pompeo Leoni, Juan de Juni, Gregorio Fernández, Alejo de Vahía, Felipe Bigarny, Pedro de Mena, Alonso Cano, Salzillo, Carmona o Martinez Montañés.
El Museo de Escultura de Valladolid añadió en el año 2011 una colección del Museo Nacional de Reproducciones Artísticas. Un conjunto de piezas con gran antigüedad que están consideradas entre las mejores de Europa. Las figuras están hechas de yesos y bronce, pintura sobre barro, galvanoplastias y fotografías.
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| Nueva colección del Museo de Escultura de Valladolid. |
De entre todas estas preciadas obras el visitante se queda alucinado con una de ellas, “La Sillería de San Benito”, una obra de Andrés de Nájera hecha entre los años 1525 y 1529. Era una etapa en la que la Iglesia tenía un gran poder y riquezas económicas. La Congregación benedictina de Castilla estableció su residencia en Valladolid, en el mayor centro de poder desde donde ejercía sus mandatos a todo el territorio hispano. El Monasterio de San Benito el Real era su lugar de encuentro, donde se decidían las decisiones más importantes, por ello ordenaron hacer una sillería coral tallada a cada milímetro. Cada asiento de la sillería era de un religioso. Por ello, cada lugar tiene inscrito el nombre de cada persona. En la parte alta se observan los escudos de Castilla, con sus leones y coronas.
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| “La Sillería de San Benito” dentro del Museo de Escultura. |
Otra de las obras que queda asombrado a todo aquel que visita el museo es “El Santo Entierro”, una obra de Juan de Juni de entre los años 1541 y 1544. Una pieza que escenifica a la perfección la muerte de Jesús y el dolor de María y los apóstoles. La obra se compone de siete figuras, donde destaca Cristo muerto. Antonio de Guevara fue el que encargó hacer a Juan de Juni esta pieza única.
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| “La Sillería de San Benito” dentro del Museo de Escultura. |
“El Retablo de San Jerónimo” es otra de las obras que están presentes. El autor es Jorge Inglés, que las hizo en el año 1455. Procede del convento jerónimo de la Mejorada de Olmedo, un pueblo a 30 minutos de Valladolid. Muchos la relacionan con la pintura flamenca hispanizada. Tiene un gran realismo, cada rincón esta minuciosamente pintando.
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| “El Retablo de San Jerónimo” de Jorge Inglés. |
Además, Valladolid es una ciudad cada vez más conocida por sus pasos de Semana Santa, donde muchos turistas eligen como destino de vacaciones para admirar las piezas que pasean las cofradías por las calles. Uno de los pasos más importantes que se exponen en el museo es el paso procesional de “Sed Tengo”, una obra de Gregorio Fernández que realizó de 1612 a 1616. Si algo caracteriza a este autor es su gran destreza para detallar cada pequeña parte de las figuras. Es capaz de dar vuelo a las vestimentas, de crear musculaturas en los hombres perfectas y reflejar el dolor de los presentes en la crucifixión de Jesús de manera admirable.
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| El paso procesional de Sed Tengo de Gregorio Fernández. |
Texto y fotografías: Macarena Jiménez
@Macarena4646
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