La realidad mediática parece densa, diversa y cuantiosa, con lo que debería deducirse que la opinión publica cuenta con un gran número de medios que ayudan a fomentar su capacidad crítica y su entendimiento de la realidad a través de cualesquiera es su lente ideológica pero ¿de verdad el lector, telespectador u oyente están bien informados? ¿Se respeta el artículo 20 de la Constitución que nos concede el derecho a recibir información veraz y diversa?
Diversidad enmascarada
La escasez de oferta publicitaria, entre otras dificultades económicas, ha obligado a los medios de comunicación a buscar una salida alternativa para lograr su supervivencia. Una de estas alternativas es la ya conocida concentración de medios. La concentración en un sentido global viene desarrollándose desde el siglo XIX, durante el cual el poder político, económico y los medios han ido estrechado sus relaciones hasta el punto extremo en el que hoy nos encontramos.
Seamos también honestos, la concentración de medios ha supuesto una relativa solución económica para muchos medios de comunicación pero ¿a qué coste?
El ejemplo por excelencia de esta difusión de los límites entre sectores es Silvio Berlusconi, el magnate de los medios que llegó a ser presidente. Sin dejar atrás a personajes como Murdoch, dueño de la FOX, quién de manera abierta y reconocida es uno de los líderes de opinión más importantes del mundo anglosajón.
España, como país occidental y de libre mercado, no se salva de esta concentración de medios; las relaciones se encuentran tan encubiertas que no es sencillo ni seguro desvelar todas ellas, pero comencemos, por ejemplo, con el grupo PRISA. Este grupo formado por El País, Diario As, El Huffington Post, Cinemanía, Rolling Stone, Cadena Ser, Los 40 Prinicipales, Grupo Santillana, Canal+, Le Monde o Radio Caracol, por nombrar sólo algunos tanto nacionales como internacionales; es en su mayoría propiedad del Grupo Santander (Botín), participa además con un 18% en Mediaset (Berlusconi) y asociada al Grupo Godó (Conde de Godó) que a su vez posee medios como La Vanguardia, 8TV, Barça TV o Play Boy, una vez más entre muchos otros medios.
Escogiendo a este gigante PRISA como fuente de información y a un español ficticio, al cual le gusta estar informado y presume de ser crítico y activo socialmente, además de consultar un gran número de medios; valoremos cuán crítico puede llegar a ser. Tras su larga infancia y cansado de los libros de Santillana cada verano, Enrique comenzó a ser uno de esos adolescentes apasionado de los 40 Principales y, por supuesto, asistía a todos los eventos y conciertos organizados por Planet Event ¡siempre traen a los mejores de la lista!. Si la propina daba de sí esa semana, entonces compraba la Rolling Stones. De diez a doce cada noche hacía un poco de zapping por la tele más “moderna”,Telecinco, Cuatro, Factoría de Ficción, Boing, Divinity, Energy… Enrique se hizo mayor, en su nuevo coche sintonizaba La Ser cada mañana para ir al trabajo y siempre después de comer ojeaba La Vanguardia. Forofo del Barça, reunía a todos sus amigos para ver los partidos de Canal+, era el único abonado del grupo. Alguna que otra noche se divertía con las chicas Play Boy. Sin embargo en la ducha cantaba a voz en grito con Radio Olé, Los 40 eran ya demasiado comerciales. Seguidor y defensor del cine alternativo se hacía con las películas de Telesa Film, pero si su mujer se ponía pesada terminaban viendo algo de Plural Entertainment. Enrique es uno de esos que opina acalorado en la sobremesa de los domingos, porque Enrique es uno de esos que sabe de todo.
Enrique es tan sólo uno de los millones de lectores, oyentes y telespectadores del grupo PRISA. Sin embargo Sonia, como buena católica, se decanta más por el ABC, Qué, COPE, Rock FM, o 13 TV. Sonia, sin duda, se decanta por VOCENTO. Sonia es también una chica muy activa e incluso líder de opinión en su oficina de la Calle Alcalá.
No me creáis valiente al denunciar esta situación tan sólo soy otra de las que lo plasma en el papel, hace tiempo ya que alguien abrió la veda, sacó a la luz el trasfondo de la concentración de medios en España. Este héroe civil fue Pascual Serrano, quien tuvo que escuchar que le pagarían su libro (Traficantes de la información) pero que nunca se publicaría. Ediciones Akal fue la valerosa editorial que sacó al mercado el controvertido libro, que habla sin tapujos de “quienes se han apropiado de la información para convertirla en materia de traficantes y mercaderes, que la utilizan, bien para conseguir dinero, bien para conseguir poder”.
“Nos creemos libres”, confiamos en esta diversidad enmascarada porque podemos reprender al partido que se nos ponga entre las cejas o al líder más antipopulista, pero ¿qué pasa cuando un periodista hace una crítica sobre el BBVA, Telefónica, Repsol, Grupo Planeta o a La Caixa? ¿Qué pasa cuando se critica a los que de verdad tienen el poder, a los que se publicitan en los medios o a los que directamente los poseen? Dejaré esta pregunta para Enrique y Sonia.
Los periodistas parados pueden ser la solución
Según la Asociación de la Prensa de Madrid al finalizar este curso universitario se llegará a los 10.000 periodistas parados en el último año. Profesionales, que en su mayoría, trabajaban para medios convencionales y que hoy son fundadores o redactores de los conocidos como “medios alternativos”. La web, para muchos una traba para otros una oportunidad, ha facilitado la labor de curtidos periodistas que hoy escriben sin utilizar el corrector tras una llamada.
Por poner un ejemplo (ya que los hay para todos los gustos y colores) lainformación.com es uno de esos medios que ya hoy es reconocido como un referente, en parte, por sus blogs como 233 grados o Margen de Error. Los blogs por su propia naturaleza pueden publicar lo que le venga en gana a su creador, sí sí, incluso de Berlusconi. Estos periodistas ya han sido despedidos, ya no tienen un trabajo que perder. David Alonso, uno de los creadores de Crónica Siete dice que “nos proporciona la libertad de escribir de lo que queramos y como queramos, sin reglas ni parámetros”.
Pero la solución no es tan sencilla; estos periodistas comen y estos medios alternativos, por muy leales a la información veraz que sean, necesitan un patrocinio. Que una vez más llega de mano de las empresas, es decir, de la publicidad: la interminable pescadilla que se muerde la cola.
La democracia o el sistema de mercado (como quieran verlo) ha hecho un flaco favor al, ya comentado, artículo 20. “Ningún país democrático digno acepta concentración de prensa”, dijo Vargas Llosa recientemente. Entonces el problema puede ser que ¿en esta sociedad escaseen los dignos?
Esto, como todo, tiene sus pros y sus contras, pero una vez más e de confiar en el criterio de Enrique y Sonia para escoger las firmas y autores con prestigio, fiabilidad y criterio. Además les confío la tarea de rastrear la web, estoy segura de que también hay un medio alternativo para ellos, o mejor aún, muchos medios y muy variopintos. Y para completar este oasis de la información, Enrique Y Sonia deberían aprender a pagar por la calidad y la información (también la online, claro).
Texto: Paloma Dios.
@PalomaDios
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